A modo de alegato forense respecto de las tasas judiciales y otros ataques a la tutela judicial efectiva y a la independencia judicial.

Señorías, con la venia:

Seré breve. Cuando existen documentos suficientemente explícitos, es ocioso extenderse en consideraciones. No están ustedes sobrados de tiempo como para hacerles perder tiempo de forma innecesaria con largos alegatos. Hay un documento al que le remito en su integridad, cuya claridad me exime de mayores argumentaciones. Es éste el clásico libro titulado

“Elogio de los jueces escrito por un abogado”

por el ilustre abogado italiano Piero Calamandrei, escrito en 1935, cuya portada es ésta:

 Elogio de los jueces hecho por un abogado

De este documento, al que me remito y que doy por íntegramente reproducido, y que tan de sobra conocido podría encajar en el concepto de hecho notorio, quiero resaltar en especial un epígrafe, el titulado:

  • De ciertas tristezas y de ciertos heroísmos de la vida de los jueces

el cual entiendo tiene que mucho ver con la inédita situación actual y con las decisiones difíciles que al respecto  van a tener que adoptar próximamente, tanto fuera como dentro de los juzgados.

A la vista de lo anteriormente expuesto, considerando la actual situación de la Justicia en España, quiero

  • agradecerles su defensa del Estado de Derecho,
  • transmitirles que eso es lo que esperaba de ustedes la ciudadanía,
  • y por no extenderme más, en definitiva, respetuosamente solicitarles que dicten la resolución que proceda más ajustada a Derecho.

Nada más, Señorías. Gracias por su atención.

Verónica del Carpio Fiestas www.delcarpio.es

P.S. Y disculpen, Señorías, que añada una respetuosa consideración. Que quien esto firma en efecto se quite el sombrero ante la firmeza de la postura de ustedes ante los graves ataques que están sufriendo el Estado de Derecho, la ciudadanía y la independencia judicial, y quiera transmitirlo públicamente por esta tan poco ortodoxa vía, no significa que mañana, en los tribunales, cuando discrepe de una sentencia dictada por alguno de ustedes, no vaya a expresar su discrepancia por vía de recurso con la firmeza que merece el derecho del justiciable cuya defensa se le encomiende, y con el respeto que merece la función judicial, como ha hecho siempre.